Nuestro cerebro pesa casi 1.5 kg en un adulto pero consume el 20% de nuestra energía. Es nuestra computadora central. Gasta tanta energía en mantenernos vivos y tomando decisiones día a día que vive en piloto automático tratando de ahorrar energías para que entregues el proyecto o la tarea a tiempo.
Por lo que este piloto automático vive constantemente desde una mentalidad que nos han enseñado nuestros padres que puede ser de abundancia o de escasez
Sin embargo, cuando comenzamos a avanzar hacia lo que queremos, o cuando lo conseguimos. Un mejor empleo, por ejemplo, comenzamos a sentir que lo que tenemos no hace sentido con la mentalidad de escasez que te enseñaron tus padres, por lo que comienzas a entrar en pánico.
Nuestro cerebro tiene que saltar de este estado de piloto automático en el que vivimos cada día para reajustar nuestras creencias, para desaprender lo que nos enseñaron durante toda la vida y nos compramos como cierto.
Nos vemos obligados a gastar una tremenda cantidad de energía reconstruyendo el paradigma con el que operamos, y sumado al estrés del día a día, comenzamos a desgastarnos y a pensar que algo está mal. Comenzamos a sentir que no deberíamos de estar ahí, nos detona “el síndrome del impostor”i
Los seres humanos somos más felices enfocándonos en conseguir una meta que en mantenernos en ella porque una vez obtenida, debemos de cambiar nuestro paradigma. Como un perro que persigue un coche, no sabría qué hacer cuando lo consiga alcanzar
1- Perfeccionismo
El poder social impulsa nuestro perfeccionismo y, por lo tanto, el poder que debemos trascender o transformar para liberarnos de él, es nuestra profunda necesidad de ser aceptados.
Debido a que hemos sido entrenados para ser amables, esta necesidad domina todos nuestros momentos de vigilia, lo que hace que nos acerquemos a casi todo lo que hacemos para que las personas que son importantes para nosotros se impresionen lo suficiente como para llevarnos a sí mismos y nunca nos dejen ir. En lugar de que nos enseñen a aceptarnos a nosotros mismos, fuimos entrenados para hacernos socialmente aceptables. Y cada vez que fallamos, sufrimos por dentro.
Es por eso que necesitamos ser perfectos, para ser validados. Por lo que nos genera demasiada ansiedad el equivocarnos
2- Hacer demasiadas cosas
Muchas veces nos sentimos culpables de decir NO a algún compromiso, pensando que si nos negamos, dejarán de aceptarnos, perderemos nuestro empleo o un amigo.
Si decimos no a la solicitud de alguien nos sentimos egoístas y culpables; si tratamos de hacer todo lo que se nos pide, un cansancio implacable mina nuestra vitalidad, nuestra efectividad y nuestro disfrute de la vida.
Además, nada es más aceptable para evadir compromisos que nos generan salir de nuestra área de comfort que un compromiso de trabajo. Por ejemplo: No ir a la fiesta de tu primo porque estás trabajando cuando en realidad no te gustan las fiestas porque no sabes bailar.
3- No decir lo que quieres
Tememos que si decimos lo que queremos, pensarán que somos agresivos; y si no preguntamos, nos tragamos nuestro coraje. De cualquier manera no obtendremos lo que queremos
4- Suprimir tu enojo
Sentir enojo no es un error. Es sano y natural y debemos sacarlo a tiempo
5-Razonar con personas irracionales
El razonamiento no toma en serio la brecha entre los eventos reales y la irracionalidad de quienes nos atacan. Creemos que si ponemos las cosas en claro, nuestros atacantes de repente comprenderán y dejarán de atacar.
Creemos que si somos razonables, serán razonables, que si explicamos por qué hicimos lo que hicimos y todavía tienen diferencias con nosotros, estarán felices de aceptar estar en desacuerdo. Es similar a razonar con un niño que está haciendo un berrinche. Hacemos un error de cálculo básico: los vemos no como son sino como nos gustaría que fueran, es decir, racionales. Defendernos de esta manera funciona tan bien como tratar de atrapar el océano en una red
6- Decir mentiras
Al ser preguntados qué opinamos de algo podemos tomar una de estas tres vías
1. Evadir la pregunta
2. Decir la verdad cruda y dura
3. Mentir
O 4. Decir la verdad de una forma sincera, con humildad y sensibilidad
7- Salvar a las personas
“Salvamos” a una persona cuando dedicamos tiempo y energía a obligar a alguien a recibir ayuda, mismo que podríamos utilizar para mejorar nosotros mismos.
De una relación destructiva
Alguien que gasta demasiado dinero
De las personas que comen azúcar siendo diabéticos o fuman teniendo enfisema pulmonar
Es un problema porque
NO FUNCIONA
Prolonga su conducta destructiva
Perpetúa la dependencia a nosotros
Nos daña, jalándonos a un vortex de destrucción junto con la persona
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