Desafortunadamente, el sentimiento de culpa es una experiencia inevitable de la vida de cualquier persona, sin embargo, esto no quiere decir que estemos condenados a sufrir por sentirnos culpables todo el tiempo, simplemente, es un sentimiento tan desagradable como propio de la vida en sociedad. A continuación, te diremos por qué es así y qué puedes hacer para lidiar asertivamente con él.
Me siento culpable
Culpa tiene diferentes definiciones, una de ellas se refiere a la culpabilidad fáctica de un delito, determinando la culpabilidad o inocencia por un sistema de leyes; en este caso, nos referimos a los sentimientos de remordimiento y actos de reparación que acompañan a las malas acciones reales o imaginarias.
¿POR QUÉ ME SIENTO CULPABLE?
EL ORIGEN DE LA CULPA.
Naces, creces y sientes culpa… En algún punto del desarrollo, los niños comienzan a internalizar las normas
culturales y las expectativas respecto al comportamiento interpersonal adecuado. Las reglas que en primer lugar fueron establecidas por las figuras parentales, luego se convierten en los propios estándares y valores del niño.
Este proceso de internalización también es conocido como “desarrollo de consciencia”, y la culpa comúnmente es conocida como un mediador de la consciencia. De hecho, el origen de la palabra consciencia, conscire, significa “estar consciente de la culpa”. En pocas palabras, sentimos culpa porque tenemos consciencia.
¿QUÉ HACER SI ME SIENTO CULPABLE?
El primer paso: Prueba de realidad.
La prueba de la realidad es un primer paso importante hacia el perdón a uno mismo. La culpa puede distorsionar la percepción de sí mismo, las situaciones y nuestra visión de los demás. Antes de que esa culpa pueda ser eliminada, primero debemos determinar si nuestra culpa es válida.
¿Fuiste realmente responsable de lo que pasó? ¿Tiene sentido
lógico que te sientas tan mal por la situación? Preguntas como estas te ayudan a determinar si tiene sentido que te sientas culpable.
Perdonarse a sí mismo después de ofender a alguien o de haberle hecho mal requiere autorreflexión y compromiso para hacer cambios.
Acepta y reconoce lo que hiciste mal.
Reconoce que te arrepientes de tu decisión y desearías haber actuado de manera
diferente.
Considera por qué cometiste el error. ¿Estabas cansado, celoso, desesperado,
enojado? etc.
Pregúntate cómo desearías haber manejado la situación de manera diferente y comprométete a responder a situaciones similares de manera diferente en el futuro.
Intenta hacer las paces con las personas a las que lastimaste. Es posible que esto no siempre sea posible si no están dispuestos a cooperar. Ofrece una disculpa genuina y sincera sin defenderte, acepta la responsabilidad y haz lo que sea razonable para corregirlo.
Haz las paces contigo mismo. Decidir aferrarte a tu culpa para siempre solo empeorará una mala situación con el tiempo. Piense en el error el tiempo suficiente para aprender de él, pero déjelo atrás.
PERO… ¿POR QUÉ ME SIENTO CULPABLE DE ALGO QUE NO HICE?
Es esencial comprender que la culpa es una emoción que proviene principalmente de cómo tus acciones afectan a quienes te rodean, por lo que en ocasiones dicha culpa puede ser por cosas imaginarias o simplemente fuera de nuestro control.
La culpa suele surgir cuando actúas o piensas de una manera que va en contra de:
- Tus creencias
- Valores familiares
- Normas sociales
- Ética laboral
¿Cómo dejar de sentirme culpable cuando no he hecho nada malo?
Si determinas que tu culpa es injustificada, haz un esfuerzo consciente y activo para dejarla ir.
Evita asumir la culpa de otras personas por ellos. Les permite seguir repitiendo sus errores y te hace sufrir innecesariamente.
Es posible que debas trabajar en las habilidades de resolución de conflictos para no internalizar una culpa que no es tuya.
Elige conscientemente dejar ir tu culpa. Sé consciente de lo que no puedes controlar y sigue recordándote que no hay nada que hacer al respecto salvo dejarla ir.
TAMBIÉN CUANDO DIGO “NO” ME SIENTO CULPABLE
Es una palabra tan pequeña, decirla te toma menos de un segundo, pero aún te mantienes despierto a las 3 a.m. después de haberla utilizado. El “no” puede ser tan insignificante como trascendental, pero piénsalo, ¿tiene sentido hacerte responsable por la manera en que otras personas reaccionan a tu “no”?
Como mencionamos, básicamente nos imponen desde la niñez un estereotipo de comportamiento socialmente aceptable, es decir, que ha pasado una serie de filtros ideales y ha sido validado por otros, los mayores, de quienes dependemos para sobrevivir en esa etapa de nuestra vida, decir “no” podría parecer el fin del vínculo con el resto.
La próxima vez recuerda:
“La mayoría de las personas se han olvidado por completo de su respuesta y han pasado a preguntarle a otra persona”
Susan Newman, Ph.D., psicóloga social y autora de The Book of No.
BIBLIOGRAFÍA
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